NUESTRA OPINION


LA FORMACIÓN DE LOS FUNCIONARIOS:
RESPUESTA NECESARIA A UN TIEMPO NUEVO

Por: Francisco José Franco Vidal

El funcionariado es un sector que por sus condiciones, exige una formación constante y continua. Para empezar, los procesos de selección a los que deben enfrentarse los aspirantes a la plaza en cuestión exigen a los opositores una formación previa que, en muchos casos y dependiendo del puesto al que aspiren, se traduce en forma de títulos universitarios, cursos de formación, una experiencia profesional previa, un perfecto control de otros idiomas y, como no, en la necesidad del dominio de unas técnicas de exposición, oratoria y redacción acordes al concurso al que deben presentarse.

Pero tras haber obtenido en reñida pugna la cotizada plaza después de enfrentarse a muchos otros, la formación del funcionario no acaba ahí. Para que este cuerpo sea competitivo es necesario que los trabajadores estén sometidos y motivados por un proceso continuo de formación y aggiornamiento que les permita mejorar sus capacidades y cualidades para formar parte de un cuerpo administrativo competente y de calidad y aspirar a la promoción económica y profesional.

Hoy en día, las exigencias de la administración y la empresa modernas no son las mismas que hace unos años. En la sociedad en la que nos ha tocado vivir todo está globalizado, y para ello es necesario el dominio de idiomas y de las nuevas tecnologías. Y digo idiomas en plural porque ya no vale solamente tener unos conocimientos básicos a nivel escolar: desde que entramos en la Unión Europea la libre circulación de personas y mercancías nos permite desplazarnos libremente por todo el territorio comunitario, es decir, por casi la totalidad del suelo europeo y hablar como mínimo dos idiomas será de aquí a poco tiempo una cosa común entre la sociedad española si queremos poder disfrutar de este privilegio y estar a la altura de nuestros vecinos alemanes, franceses o italianos. Los funcionarios deben aprender idiomas para aprovechar las oportunidades y poder optar a las plazas que existen en los organismos comunes como son el Parlamento Europeo o la Comisión. Poder trabajar en esas lejanas administraciones era hasta hace poco una quimera inalcanzable para cualquier español de nivel medio y hoy en día es posible y natural para las nuevas generaciones.

Otro aspecto importante ha sido la adaptación a las nuevas tecnologías: la administración local, regional o central, está ajustando sus estructuras y sus medios de trabajo a las exigencias de una sociedad en constante evolución. El funcionario español ha conocido en los últimos años unas transformaciones que han sido traumáticas para muchos de ellos, acostumbrados a utilizar durante lustros los mismos procedimientos y a realizar las mismas labores. El constante crecimiento demográfico, las transformaciones políticas y legislativas, la modernización económica, el crecimiento de los servicios y el paralelo proceso de descentralización autonómica e incorporación a Europa han supuesto una pesada carga para toda una generación de funcionarios a los que se les ha exigido estudio y horas extras para su formación.

La falta de incentivos actual está ligada a la crisis económica, que ha conllevado la supresión de muchas ayudas al estudio y la disminución de los cursos de formación, por lo que, disminuidas por la congelación de muchos procesos internos las posibilidades de ascenso por méritos y estudios, deja una vez mas la iniciativa en manos del propio del funcionario, al que siempre sorprenden los procesos de cambio en momentos de crisis económica y debe adaptarse a los nuevos tiempos mas por voluntarismo y profesionalidad que por cualquier otro incentivo.

¿Qué quedará después de esta depresión que ahora mismo nos ataca?

No es fácil hacer un análisis global de las diferentes situaciones en las que quedará cada administración tras un naufragio que se avecina traumático, pero si existen indicios de lo que puede conllevar el nuevo tiempo y adivinanza de las respuestas que deberán darse en los procesos de modernización de las estructuras administrativas:

-Los nuevos tiempos requieren de nuevos líderes, y los que dirigirán el proceso serán los cargos medios de la administración, y será imprescindible la formación de formadores, que serán la correa de transmisión que haga circular las consignas desde la cúpula política a los distintos departamentos profesionales.

-Vuelven los viejos hábitos decimonónicos: habrá que formar a un funcionario no especialista en su trabajo, sino con capacidad de respuesta ante situaciones planteadas en distintos momentos de la jornada y del calendario laboral. Lo importante no será conocer bien la herramienta personal, sino todo un departamento de trabajo.

-Habrán de activarse procesos ingeniosos y bien retribuidos de adaptación de los funcionarios a las necesidades de cada tiempo, estableciendo incentivos a la necesaria movilidad hacia departamentos con necesidades de futuro (justicia, nuevas tecnologías, fomento, etc.) en detrimento de otros que puedan ser reconvertidos.

Junto al aprendizaje continuo de lenguas extranjeras (en el marco del Porfolio Europeo) y la permanente puesta al día en las innovaciones tecnológicas, creemos que el auténtico reto de la formación del funcionario es su preparación para acercar, de una vez por todas,  la administración al ciudadano, lo cual no supone volver a las estructuras políticas del Antiguo Régimen, sino la adaptación de las técnicas de trabajo, de la imagen, la palabra y la letra a los nuevos usos ciudadanos, marcados por el acceso a las redes sociales y, porque no, por la creación de una administración moderna, ágil y flexible en cuanto a la elección de los espacios de trabajo, los horarios y las relaciones internas y externas de cada departamento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.